Naufragios en la costa de Telde (XIV): ‘Reina Mercedes' (1969)


El Reina Mercedes encallado entre la Potabilizadora y Bocabarranco

El año 1969 marcó un hito en la historia con la llegada del hombre a la Luna; sin embargo, fue un año especialmente aciago para la flota pesquera en aguas de Canarias y África Occidental por el naufragio de trece barcos, once españoles y dos griegos; siendo el Nivaria y el Reina Mercedes dos víctimas de la “siniestra y enigmática” Baja de Gando.

El accidente del Reina Mercedes es especialmente significativo, destacando entre todos los protagonizados por el archiconocido escollo marino, no por el naufragio en sí, que ya casi no representaba noticia destacada, sino por los avatares que sufrió la nave posteriormente en su costoso y accidentado periplo antes de llegar a los varaderos para su reparación.

El Reina Mercedes: características

El Reina Mercedes era un barco de nueva construcción, llevando solamente cinco meses activo en la navegación, dedicado a labores de pesca. Su casco estaba construido de madera y lo movía un modernísimo y potente motor, con desplazamiento de unas 114 toneladas de registro bruto. Se hallaba matriculado en Castro Urdiales (Santander). Constaba como patrón y armador de la nave D. José Velar. Su consignatario en Las Palmas era la Empresa Borrás.

El naufragio

El suceso marítimo se produjo sobre las 15, 30 horas del sábado 4 de Octubre de 1969 , cuando, después de terminar sus faenas pesqueras y cargado de atún desde la vecina costa de África se dirigía al Puerto de la Luz. Navegando a la altura de Gando tropezó su casco contra la “Baja” que allí existe sufriendo una importante vía de agua.

A esa hora, en la Estación Costera de Las Palmas se recibió una débil llamada de socorro del Reina Mercedes que sólo fue recibida a medias y sin que en la misma se facilitara situación alguna ni posteriores llamadas. Esto hizo creer en un principio que podría tratarse de una falsa alarma.

A las 17,45 la incógnita se disipó por completo, al recibirse una llamada del buque francés "La Varne" informando que en la situación de 27º 58' N. y 15º 20'W. se hallaba el pesquero Reina Mercedes .

El barco francés que se encontraba en las cercanías trató de remolcarlo al puerto de la Luz, pero desgraciadamente, después de haber recorrido algunas millas se partió el cabo con el que era arrastrado el Reina Mercedes quedando el buque siniestrado a la deriva y a medio flotar. Siendo empujado por las olas y el viento, fue a embarrancar, terminándose por hundir muy cerca de la costa a poca distancia de la Potabilizadora (estaba en proceso de construcción) en la rompiente entre su escollera y Bocabarranco casi frente a la industria machacadora de piedra emplazada en ese sector, a unos 40 metros de tierra y con su cubierta bajo la superficie del agua. El pesquero extranjero siguió su ruta.

La tripulación

Los tripulantes del Reina Mercedes , naturales de la provincia de Santander, en número de 17, no pudiendo hacer nada frente a la emergencia, abandonaron el barco logrado llegar sanos y salvos a tierra por sus propios medios, siendo atendidos por miembros de la Base Aérea y desde allí pusieron telefónicamente en conocimiento el hecho del serio embarrancamiento que había sufrido su nave. Poco después se trasladaron en taxi hasta Las Palmas con el fin de dar todos los informes posibles acerca del accidente. Una vez en la ciudad se hospedaron en la Casa del Marino. Por el personal de dicho centro se realizaron las oportunas gestiones con la Trasmediterránea, con el fin de embarcarlos esa misma tarde hacia la Península.

El remolcador Tamarán

El remolcador Tamarán que se encontraba navegando cerca de Salinetas, fue inmediatamente alertado y emprendió ruta en auxilio del buque siniestrado donde observaron que ya el barco francés "La Varne" estaba intentando proceder al remolque de la nave.

Tres días después del hecho el Reina Mercedes continuaba embarrancado y se consideraba que podía darse por perdido toda vez que estaba casi hundido y los esfuerzos realizados hasta el momento por recuperarlo habían resultado infructuosos.

El 8 de octubre, el remolcador Tamarán se desplazó al lugar del siniestro a las 5 de la madrugada , volviendo al Puerto cinco horas después para de nuevo salir al mediodía con personal especializado, toda vez que sobre la pérdida del pesquero todavía no se había dicho la última palabra, existiendo fundadas esperanzas sobre su recuperación. Al efecto, el Tamarán permaneció en las proximidades del pesquero hasta el día 9 estudiando la situación del mismo, hombres-ranas de dicho servicio, para tratar de aligerar la nave, taponar las posibles vías que presentaba la embarcación y cuanto pudiera favorecer su salvamento. Sobre las 11.10 de la noche el Tamarán logró, con éxito la maniobra de sacar a flote de su lugar de embarrancamiento al pesquero, pero al parecer, el Reina Mercedes sufrió una nueva vía de agua en su casco comenzando a inclinarse y hundirse cada vez más. Cuarenta minutos después, desaparecía totalmente debajo del agua, muy cerca de donde había embarrancado a 22 metros de profundidad y a unos 700 de la costa. El Tamarán retornó a puerto pasada la medianoche.

Ni los esfuerzos del pesquero francés La Varne , ni el popular Tamarán lograron en principio el propósito de mantenerlo a flote.

Reflotamiento y traslado

Al ser un barco moderno y tener una póliza aseguradora sustanciosa se puso en marcha su salvamento por la Mutua de Riesgo Marítimo del Instituto Social de la Marina, intentándose la recuperación de la nave por la empresa "Reparaciones y Trabajos Submarinos" de la que era su director técnico Don Francisco Campanalunga.

El 16 de octubre en el lugar donde estaba hundido el buque, unas pequeñas embarcaciones con personal submarinista, proyectaba su salvamento. El buen estado del mar, completamente en calma, facilita las exploraciones. El 18 de Octubre continuaba el trabajo del equipo de submarinistas orientados hacia una posible operación de reflotamiento. Había hecho concebir ciertas esperanzas el detalle que hacía unos días, cuando se trabajaba en el mismo, saliera a la superficie la proa del pesquero, volviendo poco después a sumergirse. Volvió a la superficie en dos ocasiones, con el empleo de unos balones de aire colocados por hombres-ranas. Los trabajos se habían reanudado después de haber quedado interrumpidos, ya que por un tiempo se estuvo a la espera de la llegada de material especial procedente de Italia, consistente en unos grandes balones de aire, que se introducían vacíos en el interior de las bodegas y sala de máquinas, a fin de llenarlos posteriormente para hacer el oportuno vacío, para que el buque volviera a la superficie. Tal operación se llevaría a cabo por un experto grupo de hombres - ranas.

El 20 de noviembre con la llegada del material que se esperaba de Italia, consistente en 50 hidrodines, colocados en el Reina Mercedes , así como 70 bidones vacíos se debía intentar llevarlo a la superficie. Tal operación se pensaba realizar en la tarde del día 19 de noviembre, pero debido al tiempo reinante se aplazó, hasta su mejora. Se pretendía elevar casi a la superficie, quedando medio sumergido, con los palos solamente fuera. En dicha situación sería llevado a remolque hasta el Puerto de ser positiva la reflotación, pasando después a las radas de un varadero para su oportuna reparación.

El remolcador Adelantado

El 21 de noviembre se intentó traerlo más a la orilla. Sobre el mediodía y por el equipo de hombres-ranas que llevaban a cabo la operación se procedió a llenar de aire los hidrolines, que tenían una potencia de 59 toneladas, quedando al poco tiempo entre dos aguas el Reina Mercedes . En dicha situación y mediante un cabo amarrado al remolcador Adelantado , se procedió, a las dos y media de la tarde, a tirar del casco de la embarcación con el fin de acercarlo más a tierra. En tal maniobra se avanzaron unos doscientos metros aproximadamente, hasta que de nuevo el Reina Mercedes tocó fondo nuevamente. Ante ello se optó por añadirle nuevos hidrolines, con el fin de hacerlo flotar de nuevo entre dos aguas en la mañana del día 22, y llevarlo más a la orilla para un reconocimiento completo, y de ser éste positivo, traerlo hasta el puerto con el fin de vararlo. Todo había quedado dispuesto para culminar la operación de reflotamiento que resultaba en extremo dificultosa a causa de la mar de fondo que impedía a los submarinistas actuar. Después de haber trabajado tres jornadas completas de nuevo el motopesquero salió casi a flote.

Hundimiento en La Laja

Los submarinistas lograron su objetivo, aflorando los palos y la "magistral". El Adelantado , que previamente se había situado en el lugar, inició el remolque muy lentamente hacia el Puerto de la Luz. Cuando todo parecía solucionado y ya se habían recorrido dos millas en dirección al Puerto, encontrándose a la altura de la playa de La Laja, volvió a hundirse otra vez, seguramente al perder aire algunos hidrolines. El Reina Mercedes , se fue de nuevo al fondo, cuando eran aproximadamente las cinco y media de la tarde, desapareciendo bajo las aguas los palos y el puente que emergían quedando a una profundidad de unos 30 metros . El Reina Mercedes se resistía a ser salvado.

Vuelta empezar, los trabajos se pudieron reanudar por la tarde al experimentarse una mejoría del tiempo. Al día siguiente se reanudó la operación de salvamento, con la intervención del mismo remolcador.

Se consideró que los hidrolines era lo más recomendable el salvamento del motopesquero al disponer cada uno de una tonelada de desplazamiento o recuperación que hacía que la nave flotara y pudiera ser extraída del lugar del siniestro. Para su reflotamiento se emplearon sesenta hidrolines y un equipo de doce submarinistas. El trabajo se desarroll ó con mucha dificultad al estar la nave cargada y tener varias vías de agua, amén de la profundidad a que se hallaba.

El reflotamiento definitivo

Por la mañana el remolcador Adelantado, al mando del capitán Garrido y el equipo de hombres-ranas de “Trabajos Submarinos”, procedieron al inflado de los globos y, una vez colocados sobre el casco, el barco emergió, primero de proa, como una flecha, estabilizándose poco después. Eran las 11,10 de la mañana del 22 de Noviembre. Los hombres-ranas reconocieron el estado de los flotadores, los inflaron aún un poco más y seguidamente e l reflotamiento se consiguió, volviendo a salir a la superficie los dos palos, así como parte del puente. Quince minutos después, ya amarrado el Reina Mercedes al Adelantado , se inició el remolque del Reina Mercedes hacia Las Palmas, comenzando la marcha lentamente, tirando con suavidad, ante la expectación del patrón y dueño del motopesquero D. Pedro Velar, que se encontraba en tierra, acompañado de unos amigos, contemplando el salvamento. En el remolcador iban el hijo del patrón y dos marineros del Reina Mercedes , por si tenían que ayudar a la dotación del remolcador. Con suavidad y lentitud, pero con seguridad, parando un par de veces para que los hombres-ranas reconociesen de nuevo los flotadores, el Adelantado llevó hasta las boyas de los varaderos situados junto al muelle de Santa Catalina al maltrecho Reina Mercedes, cuando era la 1,30 de la tarde.

Los submarinistas habían trabajado con ahínco en condiciones adversas en una zona donde el mar suele estar embravecido, esta vez se emplearon cuatro jornadas completas para ponerlo a flote pudiendo ser conducido el moderno motopesquero el 27 de noviembre a varaderos.

Siete semanas había transcurrido desde que el Reina Mercedes tuvo la desgracia de encontrase con la Baja de Gando.

Los trabajos para su varamiento

Una hora después, ya quedaba el Reina Mercedes , amarrado a una boya cercana a la entrada de la grada de la “Compañía Carbonera”, al Sur del Muelle de Santa Catalina, con lo cual concluía la operación salvamento.

Cuando el barco estaba ya dentro del puerto, en una falúa, fue inspeccionado por el Delegado del Montepío Marítimo Nacional, entidad en la que estaba asegurado el buque, y que hacía todo lo posible para que el Reina Mercedes volviera de nuevo a las faenas de la pesca.

Aprovechando la pleamar, se colocó al Reina Mercedes , en el correspondiente "carro", pero el calado del barco, al estar casi hundido, le impedía llegar hasta el "carro" de varada.

Como si sintiera la llamada de “la Baja”, el Reina Mercedes se resistía a quedar varado. A los intentos que se llevaron a cabo entre el 23 y 24 de noviembre para vararlo en la grada de la “Compañía Carbonera”, a cargo de personal de la misma y del equipo de trabajos submarinos, que habían realizado una meritísima labor hasta conseguir traerlo flotando a nuestra bahía, el Reina Mercedes seguía obstinado en no querer salvarse. El problema que se presentaba era que la nave no podía llegar hasta donde alcanza el "carro" de varada para entrar en el mismo. Con tal fin, se pretendió el día 26 la varada, pero el intento no dio resultado, toda vez que al ser retirados parte de los hidrolines, se inclinó del lado de babor, haciendo dificultosa la operación. Al día siguiente, aprovechando la pleamar los submarinistas seguían trabajando para poner los flotadores en las mejores condiciones. Con el concurso de la grúa de la Junta del Puerto, se intentó izar el Reina Mercedes a fin de colocarlo una vez achicada el agua en el carro del varadero. Se optó por trasladarlo a la grada de la compañía A.S.V.A.S.A, situada entre el muelle Pesquero y el de La Luz.

Ya colocado en astilleros se dispuso su reparación considerándose un plazo de dos meses para volver a navegar. Allí fueron taponadas provisionalmente las vías de agua con el empleo de planchas de plástico para que pudiera flotar.

Estado de la nave

A primeros de diciembre volvió a navegar el Reina Mercedes para cambiar de varadero hasta uno de los que están al sur del muelle de Santa Catalina, donde se acometería la reparación definitiva que iba a resultar muy laboriosa al haber perdido su quilla. El interior se encontraba en buen estado aunque con los consiguientes estragos que acarreó su inundación por el agua del mar. En el casco se apreciaban diversas vías de agua y daños debidos a las circunstancias del accidente y a los hitos por los que tuvo que pasar hasta su total recuperación.

Rafael Sánchez Valerón es cronista oficial de Ingenio.