Naufragios en la costa de Telde (XXIII): ' Chien Chuen Nº6' (1985)


El Chien Chuen encallado la baja de Melenara (Foto Diario de Las Palmas)

Artículo publicado por Rafael Sánchez Valerón en TeldeActualidad. Domingo, 07 de septiembre de 2014 Tiempo de lectura: 7 min

Construcción y características técnicas

Construido en la “Taiwan Machinery Manufacturing, Kaohsiung” de Taiwan (gemelo del “Van Chung nº 2”), fue botado en 1967 (entregado el 30 de noviembre) y hasta 1968 recibió el nombre de “Van Chung nº 1”. Con casco de acero, desplazaba 287 toneladas brutas (DWT 107 toneladas); siendo sus medidas: 40,2 x 7,1 x 3,2 m.; propulsado por un motor Niigata alternativo, ciclo Diesel de 6 cilindros con un solo eje. Desarrollaba una potencia de 740 BHP y alcanzaba una velocidad de 10,5 nudos. Eran sus propietarios la “Chien Chuen Ocean Enterprise Co. Kaohsiung”. Navegaba con bandera de Taiwan.

Actividad

Destinado a la pesca del atún, tenía su base en el Puerto de la Luz y estaba consignado a Ecopesca con base en el Sebadal. Su tripulación la componían 21 hombres, todos chinos.

Prueba de las máquinas y siniestro

El día 14 de Enero 1985, había entrado en el Puerto de la Luz con intención de reparar una avería producida en la máquina principal. Una vez reparado salió por la mañana del miércoles 23 de enero para efectuar una prueba de máquinas por aguas cercanas. De resultar favorable la prueba, habría sido despachado ese día para la pesca, con 100 toneladas de gas-oil almacenadas en sus tanques (según las primeras estimaciones) para cubrir las necesidades de la campaña. Al atardecer le fallaron los motores y embarrancó en la Baja de Taliarte, casi a la entrada del puerto que existe en aquel lugar. Atrapado entre los arrecifes y sensiblemente castigado por el oleaje, la embarcación quedó con la proa levantada sobre la “Baja” y la popa hundida, escorado unos diez grados.

El salvamento

El remolcador de altura de la Armada «El Ferrol», que regresaba al Arsenal después de haber realizado unos ejercicios de tiro se dispuso al salvamento de los náufragos con dos lanchas neumáticas tipo «Zodiac» rescatando a unos diez tripulantes. Posteriormente llegaron varias lanchas reforzadas de la Cruz Roja del Mar que se encargaron de evacuar al resto, desplazando un coche todo terreno por tierra con diverso material para colaborar en las tareas de rescate. Las maniobras de salvamento se realizaron con mucha dificultad debido al fuerte viento y al intenso oleaje que se desató, así como el peligro que representaba el escaso calado del arrecife en que encalló el “Chien Chuen n° 6”; además de un problema añadido, cual fue la negativa de muchos tripulantes a ser rescatados por miedo a bajar por la escala hasta las “zodiacs”, siendo prácticamente obligados, produciéndose algunas heridas y contusiones, ya que no querían saltar a las pequeñas embarcaciones por miedo a caer al agua, debiendo ser evacuado el último con un aro salvavidas.

Algunos pesqueros artesanales de Taliarte colaboraron desde el primer momento en las labores de rescate prestándose a recoger a los marinos que evacuaban las “zodiacs”, habiendo dejado atrás todas sus pertenencias; solo pudieron ser salvados los documentos del buque a manos del capitán. Finalmente todos los tripulantes fueron transbordados al remolcador y trasladados al Arsenal de Las Palmas donde fueron desembarcados, haciéndose cargo de su atención, personal de la compañía consignataria “Ecopesca”; salvo algunos que tenían pequeña heridas y contusiones toda la dotación se encontraba bien, procediéndose a alojarlos en un hostal a la espera de la decisión del armador y de la compañía aseguradora

Estado del barco

Por las cercanías a la costa, poco después del accidente se montó un servicio privado de vigilancia para evitar el saqueo y al día siguiente estaba previsto que se desplazaran al lugar técnicos de la «Compañía Canaria de Remolcadores» con el fin de estudiar la posibilidad de reflotamiento, con la incertidumbre de que el intenso oleaje pudiera haber producido alguna vía de agua, pues las olas barrían el casco entrando por la popa y saliendo por la proa, lo que obligó a los técnicos a posponer la inspección. En un principio se consideraba viable el salvamento aprovechando una pleamar si se conseguía desplazarlo unos pocos metros hacia el mar. Debido a las continuas batidas del oleaje, tanto la sala de máquinas como el puente y los equipos eléctricos habían quedado muy afectados.

Posible marea negra

El gas-oil que almacenaba en sus depósitos, representaba un serio peligro para el cercano Centro de Tecnología Pesquera de Taliarte con sus viveros experimentales a donde entraba agua por un tomadero del muelle, así como para las distintas playas sureñas. La operación de extracción del combustible, según los expertos, se debía realizar por mar con el empleo de un buque cisterna, ya que por tierra resultaba más complicado.

Dos días después del accidente empezaron a aparecer alarmantes manchas de grasa y aceite en las cercanías del barco y en las inmediaciones del litoral, descartándose su peligrosidad al comprobarse que solo correspondía a la grasa de los motores. La compañía del buque estaba en contacto con el SEVIMAR y con Protección Civil de Las Palmas para el caso de una eventualidad. La compañía “Ecopesca” desmentía lo de las pruebas de máquinas y afirmaba que ya iba camino de la pesca del atún cuando se produjo el siniestro, añadiendo que resultaba demasiado costosa la reflotación de la embarcación. En la mañana del domingo día 27 se realizó una inspección en el pesquero a fin de conocer cuál era su estado y comprobar si era inminente el peligro de producirse una “marea negra” puesto que el agua había inundado la sala de máquinas y algunos camarotes, estando intactos los tanques de combustible, pero no se descartaba la posibilidad que el continuo batir de las olas provocara una desgracia ecológica en la zona.

Trasvase de combustible e intento de reflotamiento

Aprovechando la mejoría del tiempo, en la tarde del lunes 28, una docena de tripulantes se desplazaron en guagua al refugio pesquero de Taliarte, y desde allí, en varias embarcaciones, hasta la nave, al objeto de recuperar el mayor número de aparejos y material existente en su interior. El martes 29 la gabarra “Aguaviva” con dos pequeños remolcadores y una “zodiac” partió a las nueve de la mañana del Puerto de la Luz llegando sobre las 11.30 a la vertiente norte de la baja de Taliarte. Desde la gabarra se tendió una tubería conductora de combustible hasta el buque encallado desde donde fueron trasvasadas 80 toneladas de gas-oil. Los tripulantes chinos rescataron gran cantidad de víveres y carnada, valorados en más de tres millones de pesetas junto a redes, aparejos y efectos personales; trabajos realizados durante tres jornadas consecutivas haciendo continuos viajes desde tierra a la embarcación encallada en sendas lanchas de los pescadores de Taliarte, cuyos patrones eran los hermanos José y Francisco Rodríguez Negrín.

Los especialistas del Comisario Técnico de Peritaciones consideraron inviable el reflotamiento del pesquero debido a los gravísimos daños que presentaba en su estructura, principalmente en la popa sumergida al moverse en abanico de estribor a babor durante las pleamares, por cuyo efecto se había desgarrado el fondo y la hélice y el eje de cola estaban totalmente al descubierto.

El pecio

El barco quedó abandonado en las rocas durante varios meses hasta que el mar lo partió en dos. Al parecer la popa se hundió en aguas profundas sin que se sepa su emplazamiento mientras que la proa tras recorrer 900 metros reposa en su actual emplazamiento adrizada en posición de navegación, sobre un fondo de arena a 40 m de la superficie. A pesar de esta rotura, su estado de conservación es particularmente bueno.

El pecio ha sido conocido popularmente con el nombre de “El Coreano”. Posiblemente su nombre oriental haya provocado esta confusión. Al tratarse de un buque de China Nacionalista, lo adecuado sería “El Chino”, si bien, el nombre de los lugares y las cosas con el paso de los años lo determina la tradición popular. Era “chino” mientras navegó, una vez convertido en pecio se convirtió en “El Coreano”.

Rafael Sánchez Valerón es cronista oficial de Ingenio.