Naufragios en la costa de Telde (XXII): 'Blanco Soler' (1972)


Costa de Melenara (Mapa GRAFCAN)

Artículo publicado por Rafael Sánchez Valerón en TeldeActualidad. Domingo, 31 de agosto de 2014 Tiempo de lectura: 4 min

Evocación de la “baja de Melenara”

La “baja de Melenara” era un referente para aquellos que viviendo lejos de la costa, necesitaban saber el estado del mar cuando querían realizar una jornada de pesca de orilla. Su observación desde la distancia determinaba si era conveniente o no. Si la “baja” estaba “partida”, en razón a que no había “aguaje” entre la orilla y el roque, se podía ir a pescar con toda tranquilidad, pero si se cubría de espuma toda la restinga, la baja no estaba “partida” y se suspendía el viaje, pues el mar estaba “recio”.

El día que se produjo el naufragio que hoy comentamos, la “baja de Melenara” estaba “partida”, el buen tiempo reinaba en la zona.

'El Blanco Soler'

Motopesquero de casco de madera, fue construido en los astilleros de Santa Pola en Alicante el año 1942. Desplazaba un registro bruto de 87 toneladas y medía 22,5 metros de eslora. Su base de operaciones estaba en Huelva de donde era su matrícula, siendo su propietario el armador Augusto García, consignándolo en esta plaza la firma "Aucona".

La tripulación

Estaba compuesta la tripulación por catorce hombres, todos onubenses, siendo su patrón Francisco Ramírez Márquez, marino curtido en la profesión, pues llevaba navegando desde los catorce años, actuando como patrón de embarcaciones desde 1969. Tomó el mando del “Blanco Soler” hacía unos tres meses. Anteriormente había prestado sus servicios en el “Marejada”, “Antonio Peláez” y “Líder”. Era su timonel, José González Gómez.

El último viaje

El “Blanco Soler” había salido de Huelva el jueves 15 de junio de 1972 con el fin de dedicarse a la pesca de arrastre, especialmente pescado blanco y marisco. En el camino había sufrido una ligera avería en sus motores, dirigiéndose al Puerto de la Luz para proceder a su reparación. Con toda tranquilidad navegaba en la madrugada del miércoles 21 de junio por aguas de Telde muy cerca de la costa, cuando, sobre las dos horas, sufrió un fuerte impacto contra la “baja de Melenara”. Ante tan peligrosa emergencia, el patrón ordenó al timonel girar hacia estribor, pero el barco quedó prácticamente “sentado” sobre la “baja”, afectando a la roda de la quilla que le produjo una importante vía de agua quedando embarrancado con la proa apuntando al cielo, ligeramente escorado de estribor. Pasados los primeros momentos de desconcierto, el patrón ordenó a la tripulación que tuvieran mucha calma, logrando lanzar al agua las dos balsas salvavidas, con la fatalidad que una de ellas se vació de aire, quedando inutilizada, al tiempo que se lanzaban bengalas pidiendo auxilio y se comunicaban por radio con la Estación Costera de Las Palmas solicitando el envío de un remolcador o embarcación de salvamento, teniendo conocimiento la Comandancia Militar de Marina y los agentes del barco en el Puerto de la Luz.

Mientras preparaban los barquillos para hacerse a la mar, los marinos de la cercana playa de Melenara observaron las bengalas cruzando el espacio en demanda de auxilio y a pesar de lo impropio de la hora, salieron tres barcas con toda rapidez presentándose en el lugar del siniestro llegando en pocos minutos al costado del barco encallado la primera de las embarcaciones que prestó los primeros auxilios, luego vinieron las otras que igualmente se aprestaron a colaborar logrando recoger a trece de los tripulantes del pesquero siniestrado, quedando a bordo el patrón a la espera de la llegada de un remolcador.

Con la ayuda de la pleamar, sobre las seis de la mañana, el pesquero por sus propios medios se puso a flote pero el agua comenzaba a penetrar por las vías abiertas en su fondo en grandes cantidades, haciendo imposible cualquier labor de achique. Coincidiendo con la puesta a flote llegó el remolcador “El Guanche” de la empresa “Cory Hermanos”, que tendió un cable, remolcando al “Blanco Soler” unos 50 metros más hacia la playa con el fin de colocarlo en una posición más adecuada para proceder al achique del agua empleando las bombas. La colaboración del remolcador resultaba infructuosa porque a pesar de haber colocado una bomba a bordo, era imposible el salvamento porque al agua tapaba casi toda la embarcación. Ante esta circunstancia no se podía llevar a cabo nada práctico, y el "Blanco Soler" se hundió irremisiblemente a las siete y media de la mañana, cinco horas y media después del accidente, siendo el triste espectáculo contemplado desde la baranda del remolcador por el patrón Francisco Ramírez. Mientras tanto, la casi totalidad de los hombres había abandonado el barco llegando a la playa en las barcas de los pescadores. “El Guanche” abandonó el lugar con dirección al Puerto sobre las nueve de la mañana.

Atención a los tripulantes

Todos los tripulantes del pesquero hundido fueron hospedados en la Casa del Marino. Al mediodía ya se encontraban en el comedor donde les fue ofrecido un almuerzo.

Rafael Sánchez Valerón es cronista oficial de Ingenio.