Naufragios en la costa de Telde (XXXI): 'Busen 7' (1925)


El Caza ballenero Noruego Busen 7

Artículo publicado por Rafael Sánchez Valerón en: https://www.cronistasoficiales.com/?p=216048 el lunes 4 de Marzo de 2024.

Antecedentes

Al igual que el Titanic, el Busen 7 se hundió en su viaje inaugural en 1925, víctima de las rompientes de la baja de Melenara (también Taliarte y Castellano) en las costas de Telde. Sus restos reposan en el fondo marino junto al San Juan, Blanco Soler, y un poco más alejado, frente a la playa de Melenara, el Chien Chuen (El Coreano) y hacia el norte, frente a la playa del hombre, el remolcador Arico.

Construcción características y gestión del Busen-7

Caza ballenero de vapor de 263 toneladas de desplazamiento, construido en Noruega en 1925, botado el 10 de octubre y terminado el 27 de noviembre. Matriculado en Tonsberg. Eslora: 35,1 metros; manga: 7,35 metros; puntal: 4,3 metros. Propulsión 1 motor alternativo a vapor fabricado en 1915 en Middlesbrough; 1 caldera y tres fogones construida en Tonsberg (Noruega). 500.000 coronas de coste.

El primer y último viaje del Busen 7

Una vez construido y botado, el Busen, para cubrir su entrega, partió en su viaje inaugural desde el astillero de Tonsberg en Noruega hasta su armador en Sidney (Australia), desde donde se dedicaría a la caza de ballenas. Desde Dartmouth (Inglaterra) navegó hasta el Puerto de la Luz (Las Palmas) a donde arribó el 17 de diciembre de 1925 a las 11 de la mañana. Consignado por los “Hermanos Cory y Cia”, se aprovisionó de víveres y a las 9 de la noche del mismo día zarpó rumbo a Río de Janeiro en lastre. Cuando había transcurrido una hora de haberse iniciado el viaje, navegando cerca de la costa, con viento muy fuerte, sufrió un impacto violento, encallando en el Roque de Melenara, para pronto escorarse sobre la banda de estribor, destrozándose totalmente.

A las diez de la mañana del día siguiente arribó al muelle de Santa Catalina un bote de remos tripulado por dos o tres hombres (hay dos versiones periodísticas) que se personaron en la Capitanía del Puerto, manifestando a la autoridad de marina que el Busen había encallado sobre las diez de la noche. Rápidamente se mandó un bote hacia el lugar del accidente con personal técnico y material de salvamento, regresando a las pocas horas con el capitán Mr. K. Anderson junto a los 13 tripulantes restantes, siendo alojados en el Instituto Inglés. Se dio la circunstancia que un periódico de Las Palmas publicó un curioso aviso de los consignatarios “Cory y hermanos” sobre que no se hacían responsables de las deudas contraídas por los náufragos del ballenero.

El pecio

Los restos del Busen-7, reposan muy cerca de tierra a poca profundidad expuesto al norte, desmantelado por el embate del mar y de las olas, de los que solamente quedan restos de su caldera y hierros oxidados.

Durante 15 años nadie se interesó por los restos del Busen hasta la década de 1940, que, con motivo del aislamiento de España al terminar la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de hierro para las industrias, muchos restos submarinos fueron desguazados, concediéndose una licencia en 1947 a la empresa “Roca” por un plazo de tres meses que caducó sin que los trabajes llegaran a comenzar. En 1948 la Comandancia de Marina renovó la autorización.

FUENTES:

https://www.grandio.org/PDF_Documents/Mapas_Dives/Busen.htm. Hemeroteca de Las Palmas. Foto, gentileza de Eduardo Grandio

Rafael Sánchez Valerón es cronista oficial de Ingenio.