El San Juan. Hundido en la Baja de Taliarte.


Otra víctima de la traicionera Baja de Taliarte (o Roque de Taliarte, o Baja de Melenara, o Roque de Castellano, que por todos esos nombres es conocida), es el pequeño San Juan, un mercante a vapor, que, con un desplazamiento de 239 toneladas y 36,56 metros de eslora, 6,7 de manga y 2,76 de puntal, había sido construido en Inglaterra, en 1908. Matriculado en Tenerife, se dedicaba fundamentalmente al tráfico de cabotaje entre las islas ocidentales del archipiélago, aunque visitaba frecuentemente el Puerto de la Luz en ruta a las posesiones españolas en la costa africana, a donde transportaba mercancias diversas. Cargado de cemento y madera, en ruta desde Arguineguín a Villa Cisneros, se dirigía a Las Palmas, con once tripulantes, para repostar combustible, cuando tocó fondo en la Baja, el 30 de mayo de 1960, para acabar hundiéndose entre ésta y el espigón del muelle de Taliarte. Muy cerca de tierra, a muy poca profundidad y totalmente expuesto al Norte, el pecio fue muy pronto desmantelado por la acción combinada del embate de las olas y la dinamita de los chatarreros que obtuvieron, en 1969, una concesión de la Armada para ello. Hoy sólo quedan la caldera y unos cuantos hierros oxidados como testimonio del naufragio.

Eduardo Grandío. Octubre 2024

Carta náutica con la localización de los restos del San Juan. Datos de wrecksite.eu pendientes de confirmación.

En febrero de 2022 pudimos medir y, finalmente adscribir al ballenero Busen 7 la primera de las dos calderas que se encuentran a los pies de la Baja de Taliarte, por lo que la otra, la que se encuentra un poco más profunda, en posición horizontal y tiene un tamaño un poco mayor, debía ser la del San Juan. En otra inmersión en la zona, en octubre de 2024, con la ayuda de Estanis Alemán, pudimos identificar sin lugar a dudas los restos como del San Juan al comprobar la existencia de una extensa área deposicional cubierta de restos de sacos de cemento petrificados, la carga que esta embarcación había tomado en Arguineguin para entregar en Villa Cisneros (hoy Dakhla), previa escala en el puerto de la Luz para abastecerse de combustible.

Esta es la otra caldera que se encuentra a los pies del Roque, a unos 9 metros de profundidad. Es de tipo escocés y, sin lugar a dudas, puede ser adscrita al San Juan.

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Esta es la primera imagen que conseguimos de la caldera del San Juan, cuando todavía no podíamos adscribirla a ese buque con seguridad. Pulsa en ella para verla con mejor resolución

Es un fotograma extraido de un video de Cristo Tovar Barrera, el operador del charter de buceo Yuiri II. Gracias.

En esta imagen podemos ver como los petrificados sacos de cemento que constituían la carga del San Juan se extienden por una amplia zona en la que también se pueden encontrar numerosos restos metálicos procedentes de su desguace con dinamita.

 

Batimetría de la Zona. Datos de www.redmic.es

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Características de la embarcación.

El San Juan (ex Calatum), era un pequeño vapor de cabotaje construido en 1908 por K. Williamson & Sons, de Workington, en la costa occidental de Cumbria, en Inglaterra. De reducidas dimensiones, solamente tenía 36,7 metros de eslora por 6,7 de manga para un puntal de 2,9 metros, desplazando un tonelaje bruto de 293 grt. (92 neto).

Montaba una máquina de vapor tipo compound, de dos cilindros, de 15 y 32 pulgadas de diámetro (22" de carrera), con un único árbol y una hélice. Fabricada por Ross & Duncan, de Govan, Glasgow, desarrollaba una potencia de 57 n.h.p.

Tenía una única caldera de tipo escocés de una sola cara (Single ended, 1SB), que trabajaba a 130 psi. y se calentaba con dos hornillos de superficie no corrugada (2pf), con 34 pies cuadrados de parrillas (GS), y una superficie calentada (HS), de 1101 pies cuadrados.

Hasta 1913, con el nombre de Calatum estaba matriculado en Workington, no sabemos exactamente cómo llegó a España, pero en 1914, ya era propiedad a A. Rodríguez, y estaba matriculado en Sta Cruz de Tenerife. Entre 1930 y 1944 era propiedad de M. Campos Peña, con matrícula de Bilbao. En 1945, pasa a ser propiedad de J. Gallego Urrastarazu, matrículado en Sevilla. En el momento de su hundimiento, 1960, su armador era el empresario tinerfeño Eduardo Coll Díaz y se dedicaba al cabotaje, transportando mercancías varias entre el puerto de Las Palmas y las posesiones españolas en la costa de África.
Accidente y hundimiento del San Juan.

El 30 de Mayo de 1960 el pequeño carguero subía desde Arguineguín hacia Las Palmas para aprovisionarse de combustible (líquido dice la prensa de la época, aunque nosotros lo que vemos bajo el agua son restos de carbón). A eso de las nueve de la noche el patrón vio las luces de las instalaciones de Gando, cuando, repentinamente embarrancó en una rocas.

La realidad es que lo que veía no eran las luces de Gando, sino las de las instalaciones de CINSA, la fábrica de abonos nitrogenados de Salinetas, unas 3,5 millas más al Norte. Al menos esa es la explicación dada por el patrón, aunque no acabamos de entenderlo, pues si realmente hubieran sido las luces de Gando, apartarse 0,67 millas al oeste de las luces y continuar rumbo norte, que fue lo que hizo el San Juan, lo habría llevado a colisionar con la península de Gando, formación que exige alejarse de la costa mucho más que las luces de CINSA, y eso sin mencionar a la temible Baja de Gando, responsable de más de veinte naufragios.

El caso es que, de una forma u otra, el San Juan fue incapaz de atravesar el peligroso canal (allí mismo se hundieron el ballenero Busen, el pesquero Chien Chuen y, en 2015, el remolcador Arico). El San Juan acabó encaramado sobre el Roque de Taliarte con los forros del casco desgarrados por las rocas. Las vías de agua inundaron sus bodegas cargadas de sacos de cemento y ya desde los primeros momento se dio el barco por perdido. La gente se congregó en la costa mientras se hacían llamadas de auxilio y se lanzaban cohetes de emergencia. Eso sí, el mar estaba en calma, cosa poco habitual en esas rocas y la tripulación pudo arriar un bote al agua y evacuar por sus propios medios, sin que hubiese ninguna víctima, salvándose incluso "La Niña", la gata de a bordo.


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Artículos en prensa sobre el hundimiento del San Juan.  

 

 

 

 

Para ver estos documentos con mayor resolución, pulsar sobre su imagen.
Desguace y extracción del San Juan.

Existen múltiples documentos relativos a la concesión de los restos del San Juan para su desguace. Hubo numerosos extravíos de papeles y requerimientos que alargaron los trámites durante años. En 1966 Antonio Pellicer Abeledo solicita autorización para la extracción de los restos. Unos meses después lo hace Pedro Domínguez Castellano, que es a quien, en 1969, por fin, se concede la autorización para proceder al chatarreo de los restos.

 

Fichero .PDF con el texto completo de la tura de la concesión de la Armada para la extracción de los restos del San Juan. Documentos cortesía de Vicente Benítez Cabrera.
INMERSIÓN EN LOS RESTOS DEL SAN JUAN

ACCESO:
Desde embarcación, a la vuelta dell Muelle de Taliarte, navegando hacia el norte se encuentra el Roque de Talisrte, tsmbién conocido como Roque de Castellano. Los restos se encuentran exactamente en la mitad del canal que se forma entre el Roque y la base del Muelle de Taliarte, exactamente a 225 m. de la punta del muelle, con rumbo magnético 54º.

Otra opción completamente distinta es utilizar scooters y saliendo de la zona de baño de la Charca de Taliarte y atravesando la bocana del puerto (algo que muchos consideran peligroso, aunque se haga casi tocando el fondo, pues es muy poco profunda) girar hacia el norte, avanzando paralelo al muelle hasta llegar a su arranque. Desde allí, a unos 90 metros al Este, encontraremos los restos del San Juan.

CONDICIONES:
El punto donde reposan los restos se encuentra en un canal de poca profundidad donde las corrientes y vientos dominantes, procedentes del Norte, provocan un levantamiento de la ola.

La zona es ventosa en verano, siendo la primavera y el otoño son las épocas ideales respecto al viento. De todas formas el factor determinante de las condiciones de buceo son el oleaje y el mar de fondo.

Todo el recorrido se hace a muy poca profundiodad, por lo que influye el oleaje superficial. La ventaja es que los tiempos de fondo pueden alargarse mucho porque el consumo resulta muy reducido.

Con buenas condiciones meteorológicas es un buceo sencillo, pero debido a la poca profundidad de los restos con un poco de mala mar puede resultar complicado. No es una inmersión que pueda realizarse cualquier día. Para acercarse al Roque (Caldera del Busen y otros restos del Coreano), hay que contar con unas condiciones excepcionalmente buenas.

Video en Preparación

Video buceando en los Restos del San Juan con el charter Yuiri II.

Video e imágenes submarinas de esta página:
Eduardo Grandío.

Cámara GoPro H10B y luz natural. Filtro rojo HiTech..

ENTRADA:
Normalmente en el este de Gran Canaria se bucea desde embarcaciones fondeadas, ya sea con fondeos fijos o con ancla, pero en este caso, la proximidad del Roque y la poca profundidad de muchos puntos en sus alrededores hace que mantener la embarcación en la zona durante periodos largos resulte problemático, por lo que se utilizan dos técnicas alternativas:

1.- Cuando se hacen múltiples inmersiones en la zona en poco tiempo, como, por ejemplo, para larealización de trabajos científicos en el campo de gorgonias a pie del Roque, lo habitual es largar un muerto con un cabo y una boya en una zona segura por la que se desciende y asciende. La embarcación se mantiene al resguardo y se acerca cuando emergen los buceadores. El conjunto se retira cuando finalizan los trabajos.

2.- Para inmersiones no repetitivas, se suelta a los buceadores sobre el punto, compensando el tiempo de descenso con la corriente, (lo que en el argot se llama un "Hot Drop"). A esta profundidad la corrección del punto de salto es de, aproximadamente, unos 15 metros por nudo de corriente.Una vez los buceadores están en el agua, la embarcación se retira a aguas más profundas.

SALIDA:
Dado que no hay fondeo y el barco está al pairo en las cercanías, los buceadores, para emerger, deben separarse de las zonas menos profundas de los alrededores del Roque y largar una boya (SMB), con su carrete, para realizan la subida por el hilo. Cuando emergen, la embarcación se acerca y los recoge.

Es importante controlar el tráfico de embarcaciones que pueda haber en superficie, pues el canal es zona de paso para embarcaciones menores. La presencia de la embarcación propia, con la bandera Alfa, a veces, puede no ser suficiente para garantizar una franquía a los buceadores.

EL PECIO:
El San Juan fue desmantelado como chatarra en los años 70 y poco es lo que queda de él aparte de la impresionante caldera que daba presión de vapor a su máquina de dos cilindros y una enorme cantidad de restos fragmentados de difícil identificación, al margen de ladrillos refractarios de sus hornillos y trozos de carbón usado como combustible. Lo que sí resulta muy evidente, pues tapiza todo el suelo del área, son los sacos de cemento, ya petrificados, que llevaba como carga.

Perfil de una inmersión en el Roque de Taliarte y en los restos del San Juan y popa del Coreano (Chien Chuen nº6).

RECORRIDOS:
Si las condiciones son buenas, dada la poca profundidad, se puede hacer un amplio recorrido que incluya el campo de gorgonias situado al SO del Roque, la zona sur del Roque, con la enorme caldera de vapor del ballenero Busen Nº7 y otros restos del Coreano, para, por fin, cruzar al canal para llegar a los restos del San Juan y lo que queda de la popa del Coreano.

Si este recorrido resulta difícil de navegar, un alternativa más sencilla es descender en el punto de la Caldera del San Juan y después, avanzando hacia el oeste llegar a las estribaciones del Roque y rodearlo en el sentido de las agujas del reloj para ver la cladera del Busen nº7 y los otros restos, dejando el campo de gorgonias para otra inmersión.

VIDA:
Todavía no hemos frecuentado la zona lo suficiente como para dar una imagen completa de la vida que puede encontrarse, pero si sabemos que, además de la fauna de fondo que siempre aparece por la zona, hay un amplio campo de pequeñas gorgonias rojas, chuchos y ratones así como tortugas y ocasionalmente otras espoecies más raras, como gallos azules o sierras.